Empleadas textiles explotadas

Una gran mayoría de las multinacionales del sector textil cuentan con políticas de responsabilidad social corporativa totalmente contradictorias con sus políticas comerciales. Por un lado, crean documentos para garantizar derechos laborales y, por otro, exigen a sus proveedores plazos de entrega más cortos y pagan cada vez menos por su trabajo.

Ésta es una de las principales conclusiones de dos informes que Intermón Oxfam ha estado elaborando durante dos años y que ha presentado ayer de forma simultánea en varias ciudades de los cinco continentes, entre ellas Madrid y Barcelona: Más por menos. El trabajo precario de las mujeres en las cadenas de producción globalizadas y Moda que aprieta. La precariedad de las trabajadoras de la confección y la responsabilidad social de las empresas.

Las periodistas Isabel San Sebastián, Concha García Campoy y Nativel Preciado leyeron en Madrid los testimonios recogidos en el informe de trabajadoras textiles, como Malika en Marruecos: “El problema es ir al baño, sólo puedes ir una vez durante el día. He pasado seis años así y tengo una enfermedad renal...”. Para Isabel San Sebastián, estos testimonios demuestran que “en el último escalón de la miseria siempre hay una mujer”.

Entre el sesenta y el noventa por ciento de la fuerza laboral de las cadenas investigadas en el informe de Intermón son mujeres que cumplen jornadas de 12 o 13 horas diarias, con sueldos cada vez más bajos y, en muchos casos, sin retribución por las horas extra. Ignasi Carreras, director general de Intermón, cree que “el comercio internacional aporta suficientes elementos para generar oportunidades para todos, pero la causa principal del trabajo precario es el modelo de negocio de las multinacionales textiles”.

El informe Más por menos de Intermón también se adentra en las políticas comerciales de las grandes superficies de alimentación, que suelen fijar el precio al proveedor sin tener en cuenta los costes de producción. A ello se unen legislaciones laborales como la de Estados Unidos, que no contempla el pago de horas extras a los trabajadores agrícolas.

En Marruecos se encuentran estas situaciones de explotación laboral relacionadas directamente con las principales empresas textiles españolas: Mango, Inditex, Cortefiel e Induyco-El Corte Inglés. “Una fábrica de confección de Tánger vende por 2 euros un pantalón que hace tres años vendía por 3,3. (...) Sus plazos oscilan entre 15 y 30 días (a veces, cinco), cuando hace tres años los plazos eran de 3 meses. (...) Sus jornadas laborales son de 12 o 13 horas en temporada alta, a veces incluso 16”. Este ejemplo que cita el informe está directamente relacionado con prácticas comerciales como la Semana Fantástica de El Corte Inglés o la renovación de los escaparates de Zara cada 20 días, lo que exige plazos de entrega cada vez más cortos.

Intermón ya se ha reunido con estas cuatro grandes empresas españolas para buscar soluciones a esta explotación laboral. Mango, Inditex y Cortefiel se han comprometido a estudiar esta situación y a reunirse periódicamente con Intermón para encontrar soluciones. En cambio, Induyco-El Corte Inglés no ha aceptado esta propuesta. Según Carreras, El Corte Inglés alega que sus políticas internas son suficientes. Esta empresa “tiene una buena política de recursos humanos pero, debido a la deslocalización, producen a partir de otras empresas”. Ésta es una prueba más de que sus políticas de responsabilidad social corporativa no funcionan.


Informe: Moda que aprieta