Pupitre solidario

Vivimos en un mundo plagado de desigualdades. Aquí protestamos porque con la crisis se han recortado gastos en educación y esto propicia que en muchas escuelas o institutos no haya calefacción. Pero existe otra realidad mucho más cruda y penosa que la nuestra. En África, 100 millones de niños ni siquiera tienen acceso a un pupitre en la escuela.

La alfabetización funcional es la base de la prosperidad y la falta de educación primaria puede condenar a un país entero a la pobreza. Así lo entiende el proyecto sudafricano The Kommunity Desk, que desde 2004 intenta combatir esta lacra en las infraestructuras escolares con algo tan simple como dotar de un pupitre portátil, barato y fácil de fabricar a cada alumno para que, aunque se siente en el suelo, pueda escribir sobre un soporte.

El pupitre Kommunity es muy simple y está fabricado con materiales de alta duración. Cualquier niño de entre 5 y 10 años puede sostener la mesa con su cuerpo, disponiendo de una superficie de escritura efectiva para trabajar, tanto si está sentado bajo un árbol en una escuela rural, en una clase sin mesas o en su propia casa. El arzobispo Desmond Tutu, Premio Nobel de la paz en 1984, es el promotor de esta iniciativa, pues conoce por experiencia propia la escasez de infraestructuras en las aulas de su país, tanto como estudiante como profesor. Tras la distribución en Sudáfrica de más de 1,2 millones de estos pupitres, se ha propuesto el objetivo de fabricar y distribuir 20 millones más de estos TutuDesks, como ya se les conoce, para mejorar las condiciones de aprendizaje de los niños en toda África.

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