Salvemos la hospitalidad

La tragedia de Lampedusa (Italia): más de trescientos inmigrantes ahogados cuando intentaban llegar a la costa europea en una barcaza que partió de Libia y acabó en el fondo del mar, hizo que el presidente de la República italiana, Giorgio Napolitano, pidiera “una reflexión sobre esta vergüenza”. Napolitano no concretó a quién invitaba a reflexionar, si al mundo entero, a la Unión Europea, o a Italia, donde, según los testimonios de algunos supervivientes, los patrones de los tres barcos pesqueros que navegaban cerca de la barcaza, vieron el fuego que los inmigrantes habían hecho para pedir ayuda y no les socorrieron.
Pietro Grasso, presidente del Senado, propuso suavizar la llamada ley Bossi-Fini, que castiga a los que socorran a inmigrantes indocumentados, pues se especula con que el temor a las sanciones pudo disuadir a los pescadores de ayudar a estas personas.
Pero que nadie piense que en España sería diferente. Según la reforma del Código Penal que el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, tiene prevista quienes faciliten la entrada, acojan, ayuden o alojen a inmigrantes indocumentados incurrirán en delito punible y podrán ser castigados con dos años de cárcel.
Algunos colectivos de ayuda a los inmigrantes se movilizaron en abril pasado y han recogido más de 100.000 firmas con la campaña “Salvemos la hospitalidad”, promovida por la organización: Salvemos la hospitalidad.
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